jueves, 24 de febrero de 2011

O'PELOURO

Tras haber escuchado la exposición de los compañeros del otro día sobre las escuelas libertarias, fue un tema que me entusiasmó y decidí investigar un poco más acerca de éstas.

Existe un documental muy bueno, en el cual se puede observar como se trabaja en una escuela de este tipo como es el O'Pelouro.

Adjunto un link con una página donde se puede ver el documental:

Video sobre escuela O'Pelouro.

También me gustaría adjuntar un texto en el cual de explica de manera breve y sencilla en lo que consiste este tipo de educación.






En una época como la nuestra en la que el fracaso escolar campa a sus anchas por las aulas de nuestros institutos de educación, la experiencia de la escuela de innovación psicopedagógica “O Pelouro” se convierte en una isla de esperanza, aunque por desgracia demasiado alejada del horizonte educativo con el que nuestras instituciones políticas nos han dotado. Enclavada en una pequeña aldea rural del sur de Galicia, Caldelas de Tui, lindante con las apacibles aguas del río Miño, rodeada de robledales y castaños, la escuela fue fundada en el año 1973 por la psicopedagoga Teresa Ubeiga y el neuropsiquiatra infantil Juan Rodríguez de Llauder, a partir de un viejo hotel restaurado.
Actualmente conviven en ella más de un centenar de niños y niñas de primaria y secundaria, muchos de ellos como internos, con diferentes grados de “diferencias” psicocognitivas. Y es que el lenguaje es importante en O Pelouro porque si a la psicosis, la esquizofrenia, el autismo, la hiperactividad o el síndrome de Down les llamamos “diferencias”, los niños que estudian en O Pelouro dejan de ser discapacitados, disminuidos, minusválidos o subnormales para pasar a ser, simplemente, diferentes. De esta manera se eliminan las etiquetas limitantes y con estos presupuestos filosofícos es como educa todo el personal de O Pelouro, desde los profesores y ayudantes hasta los directores del centro. Luis, el profesor de ciencias naturales, con más de 20 años de experiencia docente en escuelas privadas “normales” y ahora ya cuatro años en O Pelouro, me explica que en sus clases él sabe que sólo le van a seguir al cien por cien una minoría de alumnos, pero que luego éstos van a ayudar al resto a asimilar los contenidos impartidos.
De esta manera todos ganan: los que llegan, porque al explicar lo aprendido refuerzan sus conocimientos, y los que no llegan, porque reciben en un lenguaje más próximo las enseñanzas. Los éxitos les avalan, prácticamente no hay fracaso escolar y en los estudios postobligatorios los estudiantes demuestran que están muy bien preparados. Respecto a los chavales con algún “problema psíquico” los resultados han sido tan satisfactorios que varios especialistas europeos han pasado por la escuela para estudiar el método psicopedagógico. Durante mi visita me encontré con el caso de un adolescente que entró dos años atrás con una psicosis muy intensa.
En un año había mejorado tanto que quería cambiar de escuela porque ya se consideraba “curado”. El día comienza en O Pelouro después del almuerzo con una asamblea donde se reúne el colegio entero, alumnos de todas las edades, profesores y directores. Allí se deciden las actividades que van a desarrollar atendiendo al interés y al estímulo de los alumnos. Y allí también, en público, se resuelven los conflictos intentando llegar al fondo de la cuestión en cada caso.

Con frecuencia se realizan monográficos centrados en un asunto concreto que cada estudiante va a tener que desarrollar desde ópticas diferentes mediante los múltiples recursos de que dispone la escuela, incluido un huerto que los alumnos mantienen. La idea subyacente es dar siempre una visión amplia e interdisciplinar de los temas a tratar, estimular el interés y las iniciativas y promover las relaciones entre todos y el trabajo en equipo. También se da mucha importancia a las cuestiones emocionales, tan intensas en estas etapas de la vida, amplificándolas cuando es necesario mediante psicodramas, y dándoles vías de expresión mediante actividades plásticas, teatro, música y psicodanza. Qué alejado resulta todo esto de las políticas educativas de las escuelas “normales”, donde cada vez más se imponen la segregación y segmentación de los alumnos por niveles o capacidades y donde las emociones y conflictos se intentan esconder, minimizar o reprimir, en cualquier caso, desatender. Sólo podemos desear larga vida a este tipo de escuelas y que las instituciones se tomen en serio la educación de nuestros menores aprendiendo de y apoyando experiencias como la de O Pelouro.

Adjunto un video resumen sobre este tipo de educación en una "Escuela para todos":





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