domingo, 24 de octubre de 2010

Entre les murs ("La Clase")

Película “Entre les murs” (La Clase)

 

La clase se suma a una serie de títulos recientes que de un modo u otro abordan el tema de la educación, tal es el caso de otras celebradas producciones francesas de estos últimos años con las cuales la película de Laurent Cantet está más estrechamente emparentada, como Hoy empieza todo (Ça commence aujourd’hui, 1999, Bertrand Tavernier) y Ser y tener (Être et avoir, 2002, Nicolas Philibert), si bien dicha temática también se encuentra presente de un modo u otro en títulos tan distintos y dispares como la producción hollywoodiense Diarios de la calle (Freedom Writers, 2007, Richard LaGravenese) o la española Cobardes (José Corbacho y Juan Cruz, 2008). La clase parte de un libro autobiográfico de François Bégaudeau convertido en guión por este último junto con Cantet y Robin Campillo (este último, coguionista habitual de Cantet y realizador de una muy interesante e inquietante película fantástica, Les revenants, 2004, estrenada en DVD con el título de La resurrección de los muertos). El propio Bégaudeau interpreta a François Marin, el profesor de instituto en torno al cual gira la acción de un relato que se coloca, deliberadamente, a medio camino entre el documental y la ficción, la reconstrucción y la dramatización: los chicos que interpretan a los alumnos de Marin son auténticos estudiantes de secundaria, cuyas escenas partían de unas pautas preestablecidas pero con un amplio margen de improvisación y se rodaban con más de una cámara, con la finalidad de que Cantet dispusiese así de un amplio material a la hora de montar la película y darle una estructura coherente. Con semejante planteamiento, La clase bastaría por sí sola para dar pie a un ensayo en torno a los siempre borrosos límites que, en cine, se dan entre lo real y lo imaginario.
“François y los demás profesores se preparan para enfrentarse a un nuevo curso en un instituto de un barrio conflictivo. Llenos de buenas intenciones, deseosos de aportar la mejor educación a sus alumnos, se arman contra el desaliento. Pero las culturas y las actitudes se enfrentan en el aula, microcosmos de la Francia contemporánea. Por muy divertidos y estimulantes que sean los adolescentes, sus comportamientos pueden cortar de raíz el entusiasmo de un profesor que no cobra bastante.
La tremenda franqueza de François sorprende a sus alumnos, pero su estricto sentido de la ética se tambalea cuando los jóvenes empiezan a no aceptar sus métodos.”



Ya había visto esta película hace un tiempo y me gustó bastante. También he de decir que cuando la he vuelto a ver ahora, me ha gustado mucho más y he apreciado mucho más aquellas intenciones del profesorado en general hacia sus alumnos.
Me parece que es una película que refleja bastante bien, los problemas que surgen hoy en día en los centros educativos.  Esta película es la muestra real de los problemas y sufrimientos que poseen la mayor parte de los profesores de Educación Secundaria.
Creo también, que refleja, un ejemplo de trabajo en equipo, por parte de todo el profesorado y muchas ganas de trabajar y conseguir objetivos con los alumnos del centro.

Las presentaciones de los profesores para conocerse entre ellos, y comentar aquellos alumnos que ya son conocidos por otros profesores de años anteriores a los nuevos, es algo básico en el buen funcionamiento de un centro educativo. Esta acción, puede facilitar en muchos casos la acción docente del profesor, sobre todo del tutor.
El profesor – tutor, François, intenta en todo momento motivar a los alumnos, y les proporciona un aprendizaje bastante significativo, parte de lo que saben (que es poco, ya que poseen un nivel bastante bajo para la edad que tienen), y en todo momento realiza las explicaciones con ejemplos que puedan darle utilidad y que sean reales. Esto, para los alumnos, creo que es básico, ya que si no le relacionamos nuestra asignatura con su vida habitual, les será difícil el encontrar interés por la materia.

Me ha asombrado mucho, la actitud del profesor de tecnología. Llega a la sala de profesores muy disgustado y desesperado, transmitiendo a los demás profesores con palabras malsonantes, su “odio, manía y desprecio” hacia los alumnos.
Un buen docente, nunca puede pensar eso de sus alumnos. Podemos ver perfectamente, que aunque sea un momento en el cual el profesor “pierde los papeles”, me sorprendió mucho oír todo aquello que dice de sus alumnos. Desde mi punto de vista, esta docente, no posee el interés y la ilusión para enseñar y educar a estos alumnos. Y todo esto, se refleja, a la hora de dar clases, ya que los alumnos en la mayor parte de los casos, perciben esta actitud frente a ellos, y lo que necesitan, y más este tipo de alumnos, es apoyo y confianza.
En comparación con la actitud de este profesor, que aunque no podemos verlo impartiendo clase, es fácil de imaginar, vemos al profesor François, al tutor de la clase de 4º, como poco a poco, se va ganando a los alumnos, gracias a su interés, su confianza en ellos, sus ganas de motivarlos, su trabajo y empeño para que el ambiente en clase sea más positivo, aprendan y se sientan motivados por ello.

Resaltar también, el interés que posee el profesor por conocerles, pidiéndoles realizar un autoretrato… y las entrevistas que realiza con los familiares y los alumnos. Considero muy positivo, el que las entrevistas, cuando el responsable del alumno va hablar con el profesor, para saber de su rendimiento, comportamiento… el alumno también esté presente, ya que así, entre todos, si ha surgido algún problema, puedan entre todos solucionarlo, teniendo en cuenta la opinión y criterio del alumno, ya que muchas veces se toman medidas incorrectas, para mejorar el rendimiento del alumno, siendo posible, mejorarlo por “otro camino”, el cual él puede proponer.

Me gustaría comentar también la actitud de una madre, con la cual estoy muy de acuerdo. Se intenta instalar en el centro un carnet por puntos, para sancionar a los alumnos, quitándoles puntos a aquellos que tengan malas actuaciones o se les sancione por algún acto en concreto, y esta madre comenta que siempre se les intenta sancionar de manera negativa, y propone realizar lo mismo pero con puntos positivos, pero al final no se acepta esta medida por causas diversas.

Pienso que, esto es uno de los grande problemas por parte del profesorado, siempre se piensa en sancionar de manera negativa a los alumnos, castigar si no realizan las tareas, si tienen malos comportamientos… dejando de lado por completo, aquellos que poseen actitudes positivas. Deberíamos valorar y premiar, mucho más aquellas actuaciones positivas que las negativas, sobre todo a aquellos alumnos problemáticos que siempre se les está sancionando por aspectos negativos, debemos aprovechar sus actuaciones positivas para felicitarles, premiarles…



En el Claustro, a la hora de poner las notas, el profesor François siempre intenta sacar algo positivo de cada alumno, se le vaya aprobar o no, comenta aspectos positivos, pero el resto de compañeros no lo tienen muy en cuenta, pero el siempre saca lo positivo de cada alumno, que es lo esencial de un buen profesor desde mi punto de vista.

Cuando acaba el curso, el profesor François, les hace reflexionar y les pide que piensen en lo que han aprendido. Todos han aprendido algo, menos una chica de color, que al finalizar la clase, le comenta al profesor que “no entiende nada”.
Al final de curso, a la hora de la despedida, no vemos ni abrazos, ni lloros, ni palabras emotivas, pero se puede comprobar perfectamente, como los alumnos poseen cierto afecto y confianza hacia el profesor, así que tras un año escolar duro y lleno de trabajo y conflictos, François podrá dormir tranquilo durante el verano, ya que ha conseguido ganarse a los alumnos y todo ha sido gracias a su trabajo y esfuerzo.





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