jueves, 5 de mayo de 2011

La educación de los adolescentes... ¿ESTÁ EN PELIGRO?

Me parece que son dos vídeos de gran interés para nosotros como posibles futuros docentes, ya que el día de mañana nos tocará trabajar con adolescentes de todo tipo.
También, me parece que es muy interesante el ir reflexionando sobre nuestra filosofía docente conforme vamos escuchando lo que dice el exponente, ya que son miles de aspectos los que podemos relacionar, a la hora de trabajar con los adolescentes en las clases o a la hora de inculcar determinados valores.





Emilio Calatayud Pérez (Ciudad Real, 22 de diciembre de 1955) es un magistrado español, juez de menores de Granada conocido por sus sentencias ejemplares.
Cuando contaba trece años, en 1968, su padre le internó por díscolo en el Colegio Campillos de Málaga, un lugar con fama de estricto correccional; esta experiencia le marcó profundamente y orientó su futura especialización profesional. En 1977 se licenció en Derecho (ICADE) en la Universidad de Deusto. Accedió a la carrera judicial en 1980 y fue destinado a Güímar (Tenerife) como juez de distrito. En 1984 es destinado a los juzgados de Granada y ascendió a magistrado en el año 1987. Se especializó como juez de menores y en 1988 es titular del Juzgado de Menores Único de Granada, donde ejerció como juez suplente de vigilancia penitenciaria. Entre 1993 y 2001 es decano de los juzgados de Granada. En 2007 publica el libro Reflexiones de un juez de menores. En 2008 publica 'Mis sentencias ejemplares' (La Esfera de los Libros), que ya ha alcanzado las nueve ediciones.
Es famoso por las sentencias curiosas, ejemplares y basadas en la educación más que en el mero castigo. Ejemplos de ellas pueden ser:

  • Impartir 100 horas de clases de informática a estudiantes a un joven que había crackeado varias empresas granadinas provocando daños por 2000 .
  • 100 horas de servicio a la comunidad patrullando junto a un policía local por haber conducido temerariamente y sin permiso.
  • 50 horas dibujando un cómic de 15 páginas, en el que cuenta la causa por la que le condenaban.
  • Visitas a la planta de traumatología de Granada por conducir un ciclomotor sin seguro.
  • Para un joven que circulaba borracho, visitar durante un día entero a parapléjicos, hablar con ellos y sus familias para elaborar más tarde una redacción.
  • Trabajar con los bomberos por haber quemado papeleras.
  • Trabajar en un centro de rehabilitación por haber acosado de una anciana
  • 200 horas en una tienda de juguetes por haber robado ropa


“En España ser menor de edad es vivir con menos de 18 años. Si se es menor de edad es para lo bueno y para lo malo.
Damos a los menores demasiados derechos y derogamos dos artículos que nos crean muchas confusiones: el artículo 154 y 155 del Código Civil.
-          154: Los hijos no emancipados están bajo la potestad de los padres.
La patria potestad se ejercerá siempre en beneficio de los hijos, de acuerdo con su personalidad, y con respeto a su integridad física y psicológica.
Esta potestad comprende los siguientes deberes y facultades:
1.º Velar por ellos, tenerlos en su compañía, alimentarlos, educarlos y procurarles una formación integral.
2.º Representarlos y administrar sus bienes.
Si los hijos tuvieren suficiente juicio deberán ser oídos siempre antes de adoptar decisiones que les afecten.
Los padres podrán, en el ejercicio de su potestad, recabar el auxilio de la autoridad.

-          155: Los hijos deben:
1. Obedecer a sus padres mientras permanezcan bajo su potestad, y respetarles siempre.
2. Contribuir equitativamente, según sus posibilidades, al levantamiento de las cargas de la familia mientras convivan con ella.


El pertenecer a la familia no es “jauja”, se tiene sus derechos y sus deberes.
Hemos evolucionado muy rápido en muy poco espacio, y hemos pasado del padre autoritario, a la corriente psicológica evolutiva del comportamiento en la que hay que razonar, dialogar y argumentar con nuestros hijos. Y como en España no tenemos término medio pasamos del padre autoritario al colega de mi hijo.
Realiza una comparación para observar la diferencia entre el padre de antes y el padre actual. Si el niño tiene que cenar sopa:
-  “Hemos hecho sopa para comer y tienes que comértela si no, no hay nada más”
            El padre, si no se la come, le pega una bofetada y el niño acaba comiéndosela.
- “Tienes que comerte la sopa, porque si no puedes entrar en un estado de anorexia perjudicial para tu salud, pero no obstante tú decides lo que haces…”
            El padre acaba tirando la sopa y haciéndole un filete con patatas fritas.

Los hombres y mujeres de unos 55 años, somos la generación perdida. Hemos sido los esclavos de nuestros padres y ahora somos los de nuestros hijos.
Con la escuela ha pasado lo mismo, el maestro ahora no es maestro, es profesor de conocimiento del medio.
Ahora llega el hijo, e informa al padre de que se le ha expulsado de clase. El padre enfadado va hablar con él y ver qué puede hacer contra su decisión.
¿Qué hacen los profesores, los padres, la policía cuando ven a niños de 14 años haciendo “pirola” sin ir a clase?
Hemos perdido el norte, a nadie nos preocupan estas situaciones y la escuela está para algo y es OBLIGATORIA.
Es hora de que los centros escolares, se debe trabajar multidisiplinarmente y esto debería ser competencia de los centros escolares: conflictos entre alumnos, con padres, profesores… Y los niños no pueden ser expulsados a la primera de cambio. Deberán trabajar con este niño, mediante equipos multidisciplinares pero en el colegio. Es como si a un preso, lo pongo en libertad porque me perturba el proceso reinsertador del resto de presos. Cuando íbamos a la escuela, a nadie nos gustaba aprender muchas veces.
¿Por qué debemos aprender todos lo mismo? ¿Por qué nos tenemos que aprender la lista de los Reyes Godos? ¿Por qué no puede acceder a distintas vías con la misma titulación académica?

Es fundamental que trabajemos en consonancia entre sanidad, servicios sociales, y educación. Debemos darnos más a conocer y apoyarnos y ayudarnos los unos y los otros.
Los padres tienen que apoyar a los centros educativos.
Soluciones:
-          Los padres que ejerzan de padres (igual hay que volver a las escuelas de padres, hoy en día el ser padre es muy complicado y da muchas satisfacciones pero es un “sin vivir”).
-          La escuela que se ponga las pilas, que incorpore profesionales, que pueda resolver conflictos dentro de la escuela y que se establezcan nuevos mecanismos de denuncia y colaboración entre servicios sociales, sanidad y escuela y justicia.
-          La Sociedad que no sea hipócrita, nosotros somos la sociedad y somos miembros de ella.
-          El legislador que sea coherente y que de normas coherentes (no todo vale).
-          Coherencia y sentido común. En la sociedad hay que decir que no!
-          Compromiso social.

Unas líneas que supone el compromiso que tenemos todos.
Primero se llevaron a los negros, pero a mí no me importó porque yo no lo era, después se llevaron a los judíos pero a mí no me importó porque yo no lo era, luego detuvieron a los curas pero como no soy religioso no me importó, luego apresaron a unos comunistas pero como no lo soy no me importó, ahora me llevan a mí, pero ya es tarde.


Entrevista de Jesús Quintero al juez Emilio Calatayud en la que, entre otros temas, hablan del caso de Marta del Castillo.


Esta persona me recuerda a Daniel Pennac por su pasado juvenil. Como el presentador que habla de él como un joven rebelde que a punto estuvo a punto de sobrepasar la barrera de la delincuencia. Quizás por esto ahora es un juez de menores, y entiende que una cosa es cometer un delito y otra ser un delincuente y procura evitar con sus sentencias ejemplares que muchos jóvenes que han tenido un tropiezo, acaben siendo delincuentes habituales.
En vez de encerrarlos en centros de internamiento los condena a aprender a leer y a escribir, a limpiar la basura del botellón, a repoblar los bosques de árboles o a dibujar un comic.
Él es Emilio Calatayud, juez de menores de Granada.

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