viernes, 3 de diciembre de 2010

Historia sobre la función de "Control Social"

El control social según Platón:
"Apenas vuelva la luz del día es necesario que los niños vayan a la escuela. Pues ni las ovejas ni otra clase alguna de ganado pueden vivir sin pastor, tampoco es posible que lo hagan los niños sin pedagogo ni los esclavos sin dueño. Pero, de entre todos los animales, el más difícil de manejar es el niño; debido a la misma excelencia de esta fuente de razón que hay en él, y que está todavía por disciplinar, resulta ser una bestia áspera, astuta y la más insolente de todas. Por eso se le debe atar y sujetar con muchas riendas, por así decirlo, en primer lugar, apenas salga de los brazos de su nodriza y de la madre, hay que rodearle de preceptores que controlen la ignorancia de su corta edad; luego hay que darle maestros que lo instruyan en toda clase de disciplinas y ciencias, según conviene a un hombre libre. Como a esclavo que en alguna manera es, cualquier hombre libre podrá castigarle, tanto al niño como a su pedagogo y a su preceptor, por cualquier falta que viera comete cualquiera de ellos. Cualquiera que, encontrándose con ellos, no los castigara como es debido, incurre primeramente en la mayor de las deshonras, y el guardián de las leyes que ha sido especialmente elegido para atender a la infancia deberá observar, al pasar, quien que se encuentre con el grupo deja de castigarlos cuando debiera hacerlo, o no los castiga como sería debido. Este inspector de nuestra juventud deberá tener una vista muy penetrante y ejercer una vigilancia extrema sobre la educación de los niños, y enderezar sus naturalezas, dirigiéndolas siempre hacia el bien que prescriben las leyes."
Platón. Las leyes. Libro VII


Nuestra historia está basada en la Función Social, relatando una historia que ocurre en el sistema educativo francés, el cual posee la norma de que si un alumno es expulsado de tres centros educativos públicos a lo largo de su enseñanza, no podrá volver a recibir educación por parte de los colegios públicos y tendrá que optar por acudir a un colegio privado (de un alto precio económico) o no recibir educación, según la edad que posea.
A la hora de escribir la historia, nos hemos intentado poner en la piel de este joven intentando utilizar un vocabulario lo más semejante posible al que utilizaría un “chaval” de doce años de tales características.



“Me llamo Pierre, tengo 12 años y vivo en un barrio a las afueras de Paris con mis padres y mis 3 hermanos. Mi padre trabaja en una fábrica y mi madre es ama de casa.

He sido expulsado, dos veces de dos institutos diferentes por romper unas ventanas, vender droga e insultar a un profesor.

Ahora, estoy a la espera de la decisión del Claustro del instituto, para que me diga si voy a ser expulsado por última vez de un colegio por haber robado unos móviles a mis compañeros.

Cuando los robé, las cámaras lo grabaron y me pillaron.

Mis padres están muy enfadados conmigo y me han castigado, pero no les hago caso.

Aquí en Francia, si eres expulsado tres veces consecutivas de diferentes institutos, el Estado te prohíbe seguir estudiando en centros públicos y te hace ir a colegios privados, que son muy caros y mi familia no lo podría pagar.



Llevo varios días pensando sobre lo que me puede pasar y estoy muy arrepentido. Si me echan de este instituto no podré volver a ir a ningún  colegio público y me tendré que poner a trabajar como hace mi padre.


Solo quiero que el Claustro sepa que me voy a portar mejor, voy a ser más educado, no hablaré tanto en clase, respetaré a las chicas...  y espero que me dejen volver, ya que allí aprendo y realmente me lo paso bien aunque a veces no haga lo que deba.







No puedo parar de pensar que si me echan del instituto, tendré que empezar a trabajar en una fábrica, como mi padre y mi tío… ellos llegan a casa por la noche cuando ya casi estamos el resto en la cama. Hay días que los veo entrar por la puerta, su cara y su manera de andar lo dicen todo, parece que vengan de la guerra de lo cansados que están… me da miedo tener que empezar a vivir como ellos el resto de mi vida y no llegar nunca a tener ningún trabajo mejor.”



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